tag:blogger.com,1999:blog-1108396537864253083.post3761647789797454286..comments2024-02-15T21:33:11.514-08:00Comments on cuaderno crítico: CRÍTICA EN SERIE. LA TEORÍA DE LA DOBLE H Y EL DISFRAZ ALEGÓRICOAlberto Santamaríahttp://www.blogger.com/profile/17847267942639081391noreply@blogger.comBlogger5125tag:blogger.com,1999:blog-1108396537864253083.post-7731786243976321082013-05-04T16:32:13.657-07:002013-05-04T16:32:13.657-07:00Alberto Santamaría, tengo varias objeciones a tu t...Alberto Santamaría, tengo varias objeciones a tu texto, que me parece muy bueno. En gran medida, tu razonamiento se basa en idea de que existe un suprapoder que diseña un producto para estimular una crítica intelectual a la vez que un consumo de masas. Dado que ese suprapoder, que queda ligado implícitamente al establishment, estimula la crítica intelectual en el diseño de su producción cultural, eso significa que la crítica es indefensa, pues ningún poder estimularía un comportamiento que fuera contra sí mismo. Los críticos culturales viven en la falacia de creer que el sistema puede ser anti-sistema, pero como las series de televisión están totalmente integradas en la maquina del capitalismo americano, eso es imposible. Sin embargo, en mi opinión, el concepto de soft power se basa en un lugar común que es el de un poder único (el sistema), cuando los entresijos de las relaciones de poder entre la industria de la televisión y el cine y la política en Estados Unidos son mucho más complejos, y por supuesto, producen versiones de la realidad contradictorias, que bregan entre ellas, que son herramientas más de una batalla de antagonismos entre poderes enfrentados. No veo mucho realismo en la idea de un "soft power" con voluntad única y decidida; la producción cultural comercial se produce en un escenario de lucha entre varias facciones.<br /><br />Por otra parte, también argumentas que tales productos están diseñados para captar un share que va desde el tipo de Hardward al tipo de Hollywood. Ahí me parece que tienes toda la razón. Pero es que, lejos de verlo como algo criticable, yo lo veo como una gran noticia. Eso significa que se está creando un tejido de comunicación entre estamentos sociales incomunicados. Tú lo ves como una gigantesca co-optación bajo el paraguas de un pensamiento único (todo bajo la sombra teórica de la existencia de voluntad única "el soft power"); yo lo veo como un canal de transferencia de valores entre capas sociales, y una forma de goteo de pensamiento progresista y a la par una forma de generar una empatía social colectiva hacia valores que son innegablemente positivos. En el caso de The Wire, la denuncia de la corrupción, la denuncia de la pobreza y la ausencia de estado de bienestar como causa número uno del problema de violencia y drogas, etc, etc.<br /><br /> Por último, te discuto, como siempre que hablamos, la idea de que el comportamiento moral de la fuente de financiación niega cualquier beneficio moral que pueda producir lo financiado. La idea de que el dinero mancha y el dinero sucio seguirá siendo sucio aunque lo utilices para algo bueno y limpio es muy sólida pero, ¿hay alguna posibilidad de dinero limpio? ¿Cuál sería el ejemplo de una financiación "ética" del productor cultural? ¿El dinero público? ¿El de la autogestión? ¿El de la microeconomía local? Lo que yo creo es que hasta que no te respondas a esta pregunta en el sentido positivo, tu crítica es difícilmente asumible. A mí, personalmente, no me resulta creíble la idea idea un dinero "libre de pecado" que no manche las intenciones morales del productor.Miguel Espigadohttps://www.blogger.com/profile/06249984738611172895noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1108396537864253083.post-8378780190144116032013-05-03T03:11:21.253-07:002013-05-03T03:11:21.253-07:00Muchas gracias por vuestros comentarios que me son...Muchas gracias por vuestros comentarios que me son, sin duda, útiles. EL texto no pretende proponer ninguna idea cerrada, sino abrir la posibilidad de pensar de otro modo este fenómeno. Y no es algo que tenga del todo claro, así que toda sugerencia o crítica será bien recibida. Por un lado, el tema de lo folletinesco, sí es cierto, pero, no cabe duda de que los contexto son diferentes, y la difusión hoy tremenda más compleja. Y bueno, Luciana, comparto lo que dices. El "fantasma del espectador" es uno de los temas importantes, la idea de que existe un espectador idéntico. Quiero decir, la importancia del "lugar de recepción" entendido como "lugar de reapropiación". Por supuesto creo que las series funcionan como dispositivo sensible (y de disfrute)... y esta frase tuya resume perfectamente lo que en el fondo quería apuntar: "Creo que las series son un dispositivo de doble filo, por un lado, funcionan como un producto del mercado y ahí el efecto está predeterminado por la industria cultural y reforzado por sus lacayos fetichistas, pero, por otro lado, hay un uso que no podemos calcular". Un problema (no es la palabra correcta, pero bueno...) es cuando el intelectual nos dice que la suya "es la manera correcta de ver/leer la serie", como en algún caso he leído... Daré vueltas a lo que comentas, que me parece muy sugerente. Ahora ando un poco espeso. Y me pillaré el libro de Martín-Barbero. Abrazo! y gracias por vuestras atentas lecturas.Alberto Santamaríahttps://www.blogger.com/profile/17847267942639081391noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1108396537864253083.post-9702003742803466792013-05-03T02:47:04.032-07:002013-05-03T02:47:04.032-07:00Alberto, me ha resultado muy interesante tu anális...Alberto, me ha resultado muy interesante tu análisis y me ha hecho repensar algunas cuestiones a las que vengo dando vueltas hace tiempo. Comparto plenamente tu “sospecha”, pero creo que todo depende del lugar de enunciación. Si partimos del “espectador internacional” y consideramos que la serie provoca una actitud proclive al análisis y cuestionamiento, se asemeja al cinismo de Kant cuando decía que la importancia de la Revolución Francesa descansaba en el “estado de ánimo que suscitaba en el espectador –es decir, su sentimiento de placer o displacer manifestado desde könisberg-”. El problema está en creer que existe algo así como “el espectador internacional” ¿Dónde se encuentra este cosmopolita crítico? ¿Barcelona, Madrid, Buenos Aires? Podría hacer un chiste fácil y decir que esta es la típica actitud del cosmopaleto –el pueblerino que no se sabe pueblo-, pero creo que la cuestión es más compleja. El espectador internacional impide cualquier ruptura epistemológica, refuerza la lógica del mercado y convierte todo objeto en un producto de consumo. En este caso, como vos mismo sugerís, consumo de pobreza. Más aún, este espectador es un producto del mercado, una combinación de oportunismo editorial e intelectual. Desde este punto de vista, y al igual que vos, creo que las series no funcionan como un dispositivo intelectual. Pero sí me parece que pueden funcionar como dispositivo sensible, cuyo efecto no podemos calcular de antemano. Creo que las series son un dispositivo de doble filo, por un lado, funcionan como un producto del mercado y ahí el efecto está predeterminado por la industria cultural y reforzado por sus lacayos fetichistas, pero, por otro lado, hay un uso que no podemos calcular. Y este uso descansa en la manera en que la gente se reapropia –no me refiero al intelectual burgués, soso y aburrido - sino a las personas cuya constitución subjetiva se ve afectada por lo que es narrado en las series. Qué sucede cuando The Wire es vista por alguien de Baltimore, de Fuerte Apache en Buenos Aires o de Barrio Kennedy en Bogotá (por citar algunos ejemplos). ¿Cómo se reapropian del relato?, ¿qué tipo de uso hacen?, ¿se produce algún tipo de ruptura epistemológica? Hace poco descubrí a uno de los españoles más lúcido en materia de medios de comunicación -y peor tratado en España-, Martín-Barbero. Tiene un libro muy bueno que se llama De los medios a las mediaciones, creo que por ahí está la clave para poner en cuestión, no sólo el lugar de enunciación del burguesito intelectual, sino también del pensamiento crítico con y contra el cual lucho, anclado en una idea elitista de lucidez que, paradójicamente, se vuelve funcional al mercado. Lucianahttps://www.blogger.com/profile/12382832599134322740noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1108396537864253083.post-50203263285855684402013-05-02T04:03:27.661-07:002013-05-02T04:03:27.661-07:00Hay series y series.
¿quién podía leer a Dickens ...Hay series y series. <br />¿quién podía leer a Dickens en el XIX? <br />Lo que son, muy probablemente, es la extensión de los hábito folletinescos (funcionan igual)<br />Aún así, creo que hay series que introducen su condición de fetiche en su propia fabulación aunque, muy probablemente, se traten de segmentos de mercado muy minoritarios y con necesidades específicas que no se corresponden con las necesidades del prime-time. <br />Creo que la expectativa de la franja horaria resulta el elemento más poderoso a la hora de malear las tematizaciones. camaradenieblahttps://www.blogger.com/profile/01021496629285209605noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1108396537864253083.post-27071449615397718262013-05-02T03:45:47.375-07:002013-05-02T03:45:47.375-07:00Sensacionales reflexiones. Detrás de la apariencia...Sensacionales reflexiones. Detrás de la apariencia simplona de las series... hay unas intenciones claras de malear cerebros. Extender cultura y aprovecharse de la moda de los buenos ideales...<br /><br />Un escrito muy interesante. Muchas gracias,<br /><br />Saludos.Davibliohttps://www.blogger.com/profile/03562073565280372880noreply@blogger.com