domingo, 4 de julio de 2010

ARNICHES EN LA PLAYA

Ignoro la causa (o la conozco demasiado bien) pero cada verano vuelvo a leer a Arniches. Y cada verano vuelvo a su magnífico texto "El zapatero filósofo", una especie de contra a la prosa del mundo hegeliana. Reproduzco el momento de más altura del texto.

“Pero ¿qué hago yo con cambiar Melanio? Si cambiase to lo demás, bueno. Pero ¿qué adelanto con cambiar yo solo? Mira: mañana mi mujer será tan vieja, tan chata y tan derrengá como de costumbre. La taberna estará en el mismo sitio; el vino será mejor, si cabe. Me seguirán fiando. Tú continuarás tan pelma como siempre. Tu sobrina vendrá a que le eche medias suelas, con ese cuerpo tan regordetillo que Dios le ha dao, capaz de hacer pecar, no digo yo a un santo peana, pero… Susistirán el impuesto de inquilinato y la basura de las calles. El pueblo seguirá creyendo que aquí lo que faltan son políticos, y los políticos, que lo que falta es pueblo. Y lo peor es que los dos tendrán razón. Las subsistencias estarán en las nubes, y los jornales en el arroyo. La generación del 98 seguirá creyendo que es más ilustrada que la Historia del Perlimplín, que caen dos versos por viñeta. Todos seguirán diciendo que esto está mal y nadie procurará que esté mejor. El que trabaja servirá de irrisión al que no trabaja. Las mujeres continuarán cada vez más cortas por abajo y más largas por arriba. Cambio yo y ¿qué? si yo cambio y no cambia to lo que me gusta y lo que disgusta, seguiré siendo unos días malo y otros bueno, según me arrime a unas u a otras ¿me explico, Melanio? Digamos que vamos a hacer, y hacemos como que hacemos…, ¿entiendes? Y si no podemos decir: “año nuevo, vida nueva”, digamos al menos: “Año nuevo, mentira nueva””.

2 comentarios:

Ben Clark dijo...

¡Magnífico!

Alberto Santamaría dijo...

Hola Ben, Arniches siempre sorprende...