domingo, 4 de diciembre de 2011

COLECCIONAR / FETICHIZAR




Por alguna extraña casualidad durante los últimos meses me he encontrado en varias "casas" de coleccionistas de arte y en todas ellas he tenido la doble sensación de "llenez" acumulativa y al mismo tiempo de "vacío" fetichista. Algo así como hermanos Collyer de la alta cultura. Todo esto viene a cuento por el hecho de que recientemente un amigo poeta de paso por Salamanca me ha regalado el fantástico (y muy recomendable) libro de Ángel González García Roma en cuatro pasos seguido de  Algunos avisos urgentes sobre decoración de interiores y coleccionismo (Ediciones Asimétricas, 2011). Allí me encontré con este texto:

"Lo peor, sin embargo, no es que los ricos quieran vivir como los hermanos Collyer, que allá ellos, sino, como es lógico, lo que implica ese destino de las obras de arte, que obviamente alientan quienes trafican con ellas, aunque también y sospechosamente los que nos gobiernan, que no dejan de repetir que "hay que fomentar el coleccionismo", como quien dice la industria química o el cultivo de algodón; un destino que, en resumen, sería el de hacernos creer que la experiencia artística sólo se da bajo la forma de cosas, o de imágenes"


Este fetichismo de la imagen, en tanto que imagen, es muy similar, sin embargo, al que han asumido algunos artistas que tienden a fetichizar el acto de apropiación, es decir, a crear un formalismo del acto de apropiar, desactivando todo su sentido crítico. La estética del Dj, o del sampleador implica un nuevo concepto de "originalidad"/"originareidad" (concepto moderno que creíamos ya extinto) donde se reduce la experiencia artística, igual que en el caso anterior, a la cosa, o al "acto puro de mezclar" (sic). Por ello, Boris Groys apuntaba que la técnica “del ready-made, desde esta perspectiva, se muestra como una nueva versión del Salón Internacional del arte, que recuerda al Salón  francés de finales del siglo XIX, esto es: como suma de determinadas formas expresivas profesionalizadas, que, en su esencia, no se distinguen de las de la pintura y la escultura tradicionales”. Es decir, Alta Cultura Descafeinada.

4 comentarios:

camaradeniebla dijo...

Muy fan.

Alberto Santamaría dijo...

gracias Ana. besos

Anónimo dijo...

hay bidés en museos y Mirós encima de cisternas de urinario. Totalmente de acuerdo con tu entrada. El arte no sólo consiste en descontextualizar o en cuestionar el funcionalismo. Un saludo

Dara dijo...

Al final todo esto te lleva a preguntarte irremediablemente dónde estará el arte dentro de cincuenta años. ¿Qué será de él, a qué se reducirá la experiencia artística si seguimos por el camino en el que estamos?