[Los títulos no son pelucas. No
son añadidos que estropeen algún presunto sentido original que contiene la
obra. Al menos así lo entiendo. Un título debería ser en sí mismo, desde mi
punto de vista, una pieza más, o mejor dicho su ampliación conceptual. Un buen
título no reduce o restringe la posible experiencia de la obra sino que la
amplia, la convierte en un fabuloso enigma. Auténtico sopor/pereza cuando
observo títulos como “Sin título”, o “Número dos”, o “Autorretrato”, etc.
Recuperar el título en este sentido. Como apertura. Tres citas distintas y
distantes en el tiempo]
*
“Siempre me causó cierta
inquietud (en realidad una muy distintiva y, a mi parecer, comprensible
irritación) el modo en que, en ocasiones, los artistas plásticos evitan
ponerles nombre a muchas de sus obras. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué quieren decir
y decirnos cuando no nos dicen nada o, peor, nos dicen que no tienen nada para
decirnos? Así, nos detenemos frente a un paisaje marino; a una galaxia de
rombos de colores atómicos flotando en el espacio; a un hombre de espaldas a un
bosque cubierto por la nieve; a una sola línea cruzando el lienzo blanco; y –al
inclinarnos para ver mejor, para entenderlo todo– nos encontramos con una
minúscula etiqueta donde se lee Sin Título y el nombre del artista y una fecha
al lado. A veces, para peor (me refiero a la soberbia un tanto desvaída de esos
ladrones de guante blanco o de aquellos asesinos seriales que jamás son
atrapados) leemos un todavía más soberbio Sin Título N. 47 o Sin Título N. 62
como si la abstracción de lo que no tiene nombre pudiera ser comprendido con la
ayuda de lo matemático. Es entonces cuando nos sentimos estafados, fieles
abandonados por su Dios en el peor momento de la tempestad sin entender el
motivo de semejante castigo. Pero, se sabe, Dios es Dios porque no necesita, no
está obligado a dar explicaciones.
‘Tonto, lo hacen para que le pongas el
nombre que quieras; para que termines de crearlo’, me dijo una vez una mujer
demasiado hermosa para creer en semejante estupidez”.
Rodrigo Fresán, La velocidad
de las cosas
*
“Los títulos deberían, como los
nombres, designar, no decir. […] Cada título tiene una función paradójica; ésta
se sustrae tanto a la universalidad racional como a la particularización
cerrada en sí. […] Propiamente hablando, en el título se repite, se condensa,
la paradoja de la obra de arte. El título es el microcosmos de la obra, el
escenario de la aporía de la poesía misma. […] Buscar títulos es tan
desesperante como cuando uno trata de recordar una palabra olvidada de la que
uno cree saber que todo depende de que uno se acuerde de ella. […] Los buenos
títulos están tan próximos al asunto que respetan su ocultamiento; los
intencionados lo violan. Por eso tanto más fácil encontrar títulos para los
trabajos de otros que para los propios. […] Aprendí que los títulos decentes
son aquellos en los que los pensamientos ingresan para, irreconocibles,
disolverse en ellos. […] El título escrito demasiado pronto pone trabas a la
conclusión, como si hubiese absorbido la fuerza para ésta; el silenciado se
concierte en el motor para cumplir lo que promete. La recompensa del autor es
el instante en el que puede escribirlo”
Th. W. Adorno, “Títulos”, en Notas
sobre literatura
*
“Los títulos de los cuadros no
son explicaciones y los cuadros no son ilustraciones de los títulos. La
relación entre el título y el cuadro es poética, es decir, esta relación sólo
retiene de los objetos algunas de sus características habitualmente ignoradas
por la conciencia, pero presentes, a veces, con ocasión de acontecimientos
extraordinarios que la razón no ha alcanzado a elucidar”.
R. Magritte, “Sobre los títulos”, en Escritos
4 comentarios:
Buenas tardes.
Soy uno (de los tantos) alumnos de Víctor del Río en 3º de Bellas Artes en la asignatura de "Teorías Artísticas de la Modernidad". Pasé por tu blog y estuve leyendo las últimas entradas (aunque leeré más cuando disponga de tiempo).
Me ha parecido interesante ésta entrada. Cuando visitas Museos o Exposiciones donde se ven obras del tipo "Sin Título" o "Sin Título II, III, y hasta 139"... molesta bastante. No es que yo me considere artista, pero al tener una experiencia con las plásticas si que a veces he caído en la trampa de no poner títulos o nombrarlos por números debido a la serialidad que hablas. Estar trabajando sobre el mismo concepto durante una serie de 20 lienzos (pruebas) llamándolos de la misma manera con ligeros cambios buscando cuál es la más perfecta de todas... o simplemente la actitud "vaga" de poner cuadros cuando montas rápido una exposición o te presentas a un concurso y te exigen un nombre.
La serialidad a veces hace que caigas en el olvido del título, ya que acentúas en tu cabeza el concepto que tenías y luego olvidas el público que lo va a ver... siendo, ciertamente, egoísta.
Es cierto que en al ámbito abstracto hay mucho timo y serialidad (al menos en mi opinión). Y éso que me considero seguidor de lo abstracto. También creo que los artistas no se piensan tanto el nombre como los críticos o los teóricos piensan. Simplemente lo ponen basándose en su idea inicial o en algo que les pasó en el transcurso de la propia obra.
En la zona final del texto (copio y pego):
“Los títulos de los cuadros no son explicaciones y los cuadros no son ilustraciones de los títulos".
En ésta frase no estoy deacuerdo. Un artista puede basarse en una frase o en algo que encontró inspirador y luego ponerle el título de dicho texto o dicha frase, sin ser únicamente ilustrador... Cuando desconocemos al autor de una obra o es alguien que está empezando a enseñar su trabajo artístico, yo creo que se le debería exigir el título de los cuadros. Los grandes o famosos pintores (vivos y contemporáneos) que conocemos por la trayectoria profesional que llevan pueden igual permitirse el lujo de no poner el título, porque sabemos en qué conceptos trabajan. Pero alguien desconocido o emergente debería explicar y potenciar el título y la definición de la obra, ya que nadie es adivino de lo representado en el cuadro cuando éste es abstracto.
No es que yo sea un experto, más bien soy un estudiante (como otros tantos) pero me apetecía comentar y dar mi opinión al respecto. Muchas gracias.
Te invito a pasar por mi blog.
http://www.rivudani.blogspot.com
"La relación entre el título y el cuadro es poética"
Puede que sean, en realidad, como dos cuerpos que se buscan y conectan, que crean, en su simbiosis, una nueva dimensión que les enriquece tanto a ellos como a los que observamos.
Hola Daniel, gracias por tu comentario. Lo que viene a decir Magritte, creo, en esa cita con la que no estás de acuerdo es que para él los títulos no deben entenderse como tramas argumentales que destripen (si eso fuese posible) la obra, sino que deben tratarse los títulos como elementos propios de la obra, como extensiones y no explicaciones. Por ahí, creo, van los tiros.
Hola Dara, sí, la idea de la relación poética creo que va por ahí. gracias por pasarte por aquí.
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