Me pongo la merienda de siempre. Puntual y a las cinco: un café, un croissant y un chupito. La casa está en silencio. Con todo ya dispuesto sobre la mesa me dirijo al equipo de música y pongo un pequeño vinilo. Es entonces cuando empieza a sonar lo nuevo de Soul Gestapo. Me he propuesto esta tarde escribir sobre ellos, pero también hablar con ellos. Pero, ¿cómo? Podría escribir, simplemente, que Soul Gestapo es una banda formada en 2002 y que, tras varios cambios en la batería, hoy está compuesta por Aitor Ochoa, Raúl Real e Iñaki García. Que “Up to you” es su último trabajo. Podría escribir que antes vieron la luz “The Rise of the Soul Gestapo” (2004), “The Second Coming of the Soul Gestapo” (2006) y “Musth” (2007), trabajo con el que lograron la unanimidad de la critica, dando una larga lista de conciertos, compartiendo cartel con grandes figuras de la música y sonando con peso propio en las más importantes emisoras de radio. Podría escribir que hace ya muchos años que conozco a Raúl y Aitor, que crecimos juntos y que bueno, a Iñaki no, pero que desde crío he seguido a todos sus grupos, y eso también crea familiaridad. Y lo más importante, que esta noche, 19 de junio, presentan, a partir de las 22,30, en la sala BNS, “Up to you” (Folc Records), un vinilo que incluye tres temas, adelanto de lo que será su nuevo disco, que aparecerá en otoño. La entrada más el single igual a 9 €. Escucho sus temas una y otra vez. El vinilo gira. Doy un cuarto mordisco al croissant. Me sirvo otro café. Otro chupito. Luego otro café. Luego otro chupito. Entre el vinilo que gira hipnotizante, el croissant lisérgico y el chupito de orujo, la habitación comienza a ensancharse, como dijese Baudelaire (a quien seguramente le gustaría la música de Soul Gestapo). Y mientras todo gira, sin darme cuenta, como si cayese a un pozo, me encuentro rodeado por los tres: Raúl, Aitor e Iñaki. Hey, les digo, precisamente tenía que hablar con vosotros, precisamente tenía que escribir sobre vosotros. Reímos. Me habéis caído del cielo. Les invito a merendar: café, croissant, chupito. El disco sigue girando. Les voy haciendo preguntas, mientras sirvo sus vasos. Y éste es el resultado.
Este disco suena distinto ¿no? Ha habido cierta transformación. “Hemos levantando un poco el pie del acelerador, dice Aitor, e intentamos no quedarnos con una formula determinada o seguir repitiendo la misma canción una y otra vez, a pesar de que, evidentemente, todo siga una misma línea, dentro del rock, el blues, el garage o como lo quieras llamar”. Y añade Raúl: “de todas formas es algo que se puede apreciar más desde fuera”. Les digo que el tema “Up to you”, me gusta, les digo que me cuenten algo del disco. Tras dar un sorbo a su café muy victorianamente, estirando su dedo meñique, Aitor me cuenta que ““Up to you”, es un tema bastante blusero en principio, pero con un desarrollo más nuestro al final”. Raúl se levanta en ese momento y añade que en la cara B está “”Have some party” que como su nombre indica es un rock and roll fiestero de los de levantar puños y echarse un bailoteo”. Lo representa moviendo levemente sus caderas. “Se cierra el vinilo, concluye Aitor, con “Lights of Downtown” en la que contamos con ayuda de Hendrik a la guitarra. En el próximo disco aparecerán quizás otras influencias que hasta ahora no habían salido a la luz”. Sí, dice Iñaki: “Una especie de hard-blues, un rock&roll, y una versión de un grupo americano de los 80...”. Ríe. Reímos. ¿Otra ronda? Claro. Les digo que no deja de ser curioso que a pesar de tantas y tan variadas influencias (de Union Carbide Productions a Long Ryders), no se han despersonalizado, al contrario, parece que han hallado su propia seña de identidad. “Gracias, dice Raúl, escuchamos mucha música y variada, no sólo rock”. Y entonces, les pregunto, ¿cuál es vuestra forma de composición? Vuelvo a dar vuelta al vinilo. Muerdo un trocito de croissant antes de continuar. Ahí aparece Aitor. “Depende, dice, a veces llevo el tema acabado a los ensayos y allí le damos forma. Otras veces es sólo un riff de guitarra o una melodía de voz, no sé, es la parte que más divierte, el no saber cómo va a acabar un tema”. Como fan suyo y de los DelTonos hay otra cosa que me intriga, les digo. Están grabando el los estudios Guitar Town, con Hendrik Roever en los mandos técnicos, ¿qué tal la experiencia? “Es una suerte poder trabajar con Hendrik, dice Aitor, que posa la taza en la mesa, va más allá del clásico técnico que se limita a grabar y punto. Aporta ideas y hace todo lo posible por llevar la grabación a buen puerto”. “En mi caso, añade Iñaki, se trata además de un entorno tranquilo y familiar, pues ensayo habitualmente con Los Deltonos en Guitar Town. Aunque habría que matizar lo de la producción, dice. Creo que la mayor parte de la producción, es cosa nuestra”.
La tarde avanza tranquila. La habitación sigue ensanchándose conforme la luz va cayendo por las esquinas, por las paredes. Suena el disco y nuestra merienda hipnótica y nuestro diálogo caminan despreocupados. Tomo el sobre del disco y leo Folc Records. “Sí, dice Raúl, es un sello de Madrid que apuesta (por ahora) por bandas nacionales y editan en formato single. La inmensa mayoría de las independientes lo hacen por amor a la música, es puro romanticismo, porque a nivel económico...” En ese momento vuelvo a pensar en el objeto que gira hipnótico e incansable. Sí, un vinilo. ¿Por qué un vinilo? “En mi caso, dice Iñaki, he seguido comprando vinilos, y tengo dos platos giradiscos. ¡¡¡Vinilo siempre!!!, desde el tamaño hasta el sonido. Yo no necesito ahorrar espacio”. Sirvo otra ronda. “Es que para nosotros, espeta extrañamente sereno Aitor, el vinilo nunca ha desaparecido, tiene algo de fetiche para la gente a la que le gusta el rock y del que carecen los Cds. Supongo que la maldita industria que intentó matarlo, ahora quiere que vuelva, al ser mucho más difícil de piratear”. Esgrime una bella risa brujeril. Reímos mientras observamos el hipnótico girar del disco. Mientras lo escuchamos pienso en que su música suena a ellos mismos. “Siempre hemos hecho lo que nos ha apetecido en cada momento, dice Aitor”. “La moda gira, añade Iñaki observando atento el plato. A veces te coge, y a veces estás totalmente fuera de onda, pero creo que un grupo como Soul Gestapo va en una línea clara y definida, aunque no exenta de evolución”. Y ¿en Cantabria? Antes de hablar ponemos otra ronda, claro. “Sinceramente, dice Iñaki, yo no he visto nunca una escena cántabra. Es fácil decir cuando ha pasado que hubo una "movida" a mediados de los 80, pero yo no veo muchas diferencias con lo que pasa ahora. En general, a los grupos no les gusta salir de gira y ganar poco dinero, y muchos sólo buscan reconocimiento local”. Sabias palabras. El localismo apesta. La tarde se convierte en noche, y se van acabando los víveres que han convertido la soledad de esta habitación en un buen tugurio. Todo se va difuminando. Antes de que desaparezcan de esta bella aparición fantasmal que han hecho en mi habitación, les pregunto por el concierto de esta noche, por su pasión por el directo. Les pregunto qué esperan. Y la respuesta es “fiesta”. “Que lo pasen tan bien como nosotros mismos cada vez que salimos a tocar”, dice Aitor. “Tocar en directo es lo mejor”, contesta Iñaki. “No hay nada comparable. Del público espero lo mismo que de nosotros.... Sudor y entusiasmo”. Desaparecen mientras la noche se vuelca sobre la habitación como un carro de alquitrán. Antes brindamos, y vuelvo a escuchar a oscuras “Up to you”. Esta noche. 22,30. BNS.
[artículo publicado en El Mundo, ed, Cantabria]