miércoles, 20 de noviembre de 2013

FOTOGRAFÍA Y DISPARO. LA ÚLTIMA IMAGEN DE (Y DE) LEONARDO HENRICHSEN AHORA QUE VA ESTAR PROHIBIDO GRABAR A LOS POLICIAS



1.

Cómo pensar una imagen es uno de esos problemas que acosan al filósofo y al teórico de la imagen. Cómo problematizar la imagen hasta hacerla dócil al lenguaje. Son muchos lo modos de escenificar el problema, y no pretendo ponerme a pensar en ello ahora. Simplemente intento trazar una línea. Esa línea tiene como punto de partida una ya vieja metáfora, la que une la cámara fotográfica y el arma. La imagen del fotógrafo como cazador de imágenes, el fotógrafo que dispara. Esta metáfora no sólo ha producido extensas reflexiones sino que también ha conllevado la proliferación de medios que pretenden hacer de la metáfora algo real, es decir, destruir el espíritu inmaterial de la metáfora. Una metáfora realizada ontológicamente es una metáfora destruida. Por ejemplo, una greguería de Ramón Gómez de la Serna realizada es una greguería fracasada (véase Chema Madoz). La inmaterialidad es el recinto de la metáfora, su imposibilidad material es su nutriente: alguien con dientes hechos de perlas es un puro espanto. En fin, volviendo al tema. La metáfora militar de la fotografía es un caso interesante. Veamos ejemplos:

Etienne Jules Marey




Etienne Jules Marey, Fusil fotográfico







Zenit Fotosniper tu subfusil fotográfico - Fotosniper (Fotosnaiper) fue inventado por la compañía soviética Zenit y, según parece, se empezó a comercializar durante la época final de la guerra fría (al parecer en la década de los 80). Zenit vendía el subfusil junto con la cámara y el teleobjetivo TAIR 300mm f/4.5 en un solo pack.



2.
Pero también existe el caso inverso. El caso de Leonardo Henrichsen, asesinado en junio de 1973  mientras informaba de la sublevación militar chilena denominada el Tanquetazo. En realidad él estaba en un hotel esperando para entrevistarse con el senador comunista Volodia Teitelboim. Exactamente se encontraba en el hotel Crillón cuando escuchó disparos en las calles, eran los primeros disparos de la sublevación del coronel Roberto Souper. Mientras se sucedía el sonido de los disparos, Henrichsen se decidió a fotografiar lo que ocurría, para tratar de hacer ver qué era lo que estaba pasando, para tratar de construir y visualizar el instante (del peligro). Fue entonces cuando hizo esta fotografía.



L. Henriksen fotografía su muerte, 29 de junio de 1973


En ella vemos a un hombre que apunta con su arma. Hoy sabemos incluso su nombre: Héctor Hernán Bustamante Gómez. Pero ¿qué contiene esta foto? Sencillamente la mirada, última mirada de Leonardo Henrichsen. El disparo que esta fotografiando es el disparo que lo asesina. Es su última mirada y su último disparo. Después, cayó muerto. Su fotografía, como ejercicio de resistencia, como retención de una imagen. Dos formas de atrapar un momento que muere: una forma que asesina el cuerpo, y otra forma que hace perdurar la imagen de la muerte.