Por definición un hobby es una actividad o interés ejercido fuera de la ocupación regular de una persona y llevada a cabo, en primera instancia, por proporcionar placer. Según esta definición entre los miles de hobbys que hay, desde el bricolaje hasta el ping-pong, hallamos el curioso hobby de la religión. Sí, no me cabe duda, a día de hoy la creencia en un dios todopoderoso (u omnívoro) no es más que un ejercicio fuera de la ocupación normal del sujeto y cuyo objetivo es el placer, o el supuesto placer, en la otra vida a partir del temor y el sufrimiento en ésta. Es curioso, estos días leo asombrado, bueno, en realidad indignado, bueno en realidad no encuentro la palabra, que se está pensando en suprimir una hora de Historia y de Tutoría en primero de Bachillerato para introducir una asignatura de Ciencias para el mundo contemporáneo, o algo así, creo. Hasta ahí bueno… Lo curioso e irritante es que se siga manteniendo en horario matutino y sin retoques la asignatura de Religión, en lugar de pasarlo a horario vespertino o directamente a la parroquia o donde suelan ejercitar su hobby. Lo triste es que mantener este hobby implique suprimir una hora de Historia. Parece que el mismo tema vuelva una y otra vez.
A mí me gusta el ping-pong, cuyos principios morales y éticos son igualables sin duda a cualquier hobbyreligión. Es mi hobby y como la religión tiene sus dogmas y reglas. Si juegas al ping-pong o a la religión aceptas sus reglas plenamente, si no aceptas estás fuera, condenado. Tienen, tanto el uno como el otro, al igual que todo hobby sus ritos y ceremonias. Tienen el ping-pong y la religión su boato y su estética celebrativa, su historia cruenta y un tanto vergonzosa. Tiene el ping-pong millones de seguidores, es el deporte con más federados del mundo, y tiene su representación terrestre, Wang Hao, campeón del mundo, equiparable en todos los sentidos a Benedicto, aunque posiblemente más guapo que él.
En fin, cree en Dios, juega al ping-pong, haz macramé, invéntate lenguas regionales, identifícate con banderas, lo que quieras, pero date cuenta de que es un hobby, un pasatiempo. Que la cultura, el pensamiento, la formación intelectual van por otro lado. No sé si al final prosperará la idea de suprimir la Historia. Yo seguiré jugando al ping-pong y adorando por siempre a Wang Hao.
(publicado el día 8 de mayo de 2008, en El mundo ed. Cantabria)
A mí me gusta el ping-pong, cuyos principios morales y éticos son igualables sin duda a cualquier hobbyreligión. Es mi hobby y como la religión tiene sus dogmas y reglas. Si juegas al ping-pong o a la religión aceptas sus reglas plenamente, si no aceptas estás fuera, condenado. Tienen, tanto el uno como el otro, al igual que todo hobby sus ritos y ceremonias. Tienen el ping-pong y la religión su boato y su estética celebrativa, su historia cruenta y un tanto vergonzosa. Tiene el ping-pong millones de seguidores, es el deporte con más federados del mundo, y tiene su representación terrestre, Wang Hao, campeón del mundo, equiparable en todos los sentidos a Benedicto, aunque posiblemente más guapo que él.
En fin, cree en Dios, juega al ping-pong, haz macramé, invéntate lenguas regionales, identifícate con banderas, lo que quieras, pero date cuenta de que es un hobby, un pasatiempo. Que la cultura, el pensamiento, la formación intelectual van por otro lado. No sé si al final prosperará la idea de suprimir la Historia. Yo seguiré jugando al ping-pong y adorando por siempre a Wang Hao.
(publicado el día 8 de mayo de 2008, en El mundo ed. Cantabria)
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